Temas Varios.
Una versión breve y muy personal de lo que quizá sucedió.
Los hilos de Versalles ¿quién los movía? ¿Extorsión de Inglaterra
y Francia?
El consejero privado de David Lloyd George (primer ministro
británico) era el judío Sir Philip Sassoon; el alter ego de Woodrow
Wilson (presidente EE.UU.)era el coronel Edward Mandell House y su
consejero privado, Louis Dembitz Brandeis, ambos judíos. El barón Sonnino
(italiano) era él mismo próximo de los judíos. Clemenceau mantenía como omniscente
secretario al israelita Georges Mandel. El consejero militar de los “grandes”
era el judío Kish y el intérprete y única persona que asistió a todas las
conversaciones celebradas por los primeros ministros, era el hebreo Mantoux. El
presidente de la Sociedad de Naciones fue el judío Hymans quién a
su vez nombró a su correligionario Lord Leví Lawson of Burnham director del
departamento de prensa, desde el cual ejerció una feroz censura sobre las
actividades de la “fuerza secreta e identificable” de que hablara Wilson en un
fugaz momento de sinceridad.
Archibald Maule Ramsay dice: <<los secretarios y asesores
judíos se reunían cada día a las seis de la tarde después de las sesiones
oficiales y decidían el plan de trabajo a adoptar y las decisiones a preconizar
al día siguiente>>. Los resultados de la tortuosa política de tales
individuos fueron desastrosos para Europa. La verdadera razón del poderío
inmenso del judaísmo y su casi absoluto predominio en los países de regímenes
parlamentarios.
¿Estaba Hitler enterado de toda esta información? Habría que
suponer que lo estaba? En su fijación con el exterminio judío, ese odio
visceral y descontrolado podría estar justificado en la mente de Hitler el
reconocer como culpables del proceso de Versalles a todos los secretarios-
subsecretarios y jefes de protocolo de los dirigentes ingleses, franceses,
americanos e italianos que fueron los que redactaron el tratado de humillación.
Bien pudo pensar que su país y él significaban lo mismo. Reclamó
para su tierra lo que él creía que era de sus compatriotas. No se lo dieron.
Entonces lo cogeremos, pensó. Y lo proclamó. Se preparó y cuando se sintió
poderoso entró en acción. Haremos de la necesidad, virtud. Detrás de él tenía a
todo un pueblo, industriales, capitalistas, antisemitas, anticomunistas y sobre
todo a las clases pobres que eran mayoría. Los “cuatro” que le hicieron
oposición fueron diluidos de inmediato. En el año 33 uno de cada tres
asalariados en Alemania estaba en el paro. Total seis millones de parados. En
el año 39 plena ocupación laboral. Sólo empleó en su discurso un lema: Somos un
gran país, una gran nación y un gran imperio. Vamos a recuperar lo que nos
quitaron. El pueblo cayó rendido a su mensaje y él se sintió Dios. Lo siguió
sintiendo pero como mortal que era fue bajando poco a poco de los cielos hasta
caer en los infiernos arrastrando a todo un país con él.
¿Si no hubiera sido con Hitler habría sido con otro? Lo razonable
sería decir sí. El caldo de cultivo estaba creado. El discurso estaba en el
sentir de la mayoría. Disponía de muchos ingredientes. Solo había que ponerlo
en práctica y actuar.
Ahora bien: Desde un punto de vista sociológico y hasta
psicológico quién puede decir que no fuera una víctima de su endiosamiento al
que elevaron no solamente los propios sino también los que posteriormente
fueron sus enemigos. El personaje consigue un “rol” social, un modelo de vida y
es prácticamente imposible apearse del modelo. Estás demasiado absorto y
atrapado por su significado y te conviertes en rehén de su figura. No hay
vuelta atrás. No puedes rectificar aunque quieras. No puedes defraudar. Eso
significa traición. Estás obligado a continuar aunque ello signifique
sufrimiento. Tienes que simular que cada día es nuevo y lleno de esperanza para
millones de personas y porqué no puede ser posible que estés harto de
representar ese papel, esa escena. Quizás decides llevarla hasta morir, hasta
el último momento siendo consciente y sufriendo por sentirte víctima de lo que
te ha tocado escenificar. Quién lo sabe? Es posible que quizá no estuviera tan
loco? Que la locura que se le atribuye sea simplemente porque perdió? Qué se
hubiera escrito acerca de él si hubiera ganado? No hay respuesta aunque pueda
haber suposiciones que serían solo eso, suposiciones.
¿Qué pensaba realmente Heidegger acerca de este personaje? Del
primer Hitler y del segundo Hitler? Quién lo sabe?
¿Por qué en la primera guerra no hubo la animadversión contra los
judíos que sí se produjo en la segunda?
¿Era antisemita Alemania bajo el mando de Otto von Bismack?
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luciano 2020
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